Durante un reciente mitin de campaña en Cincinnati, el presidente, Donald Trump, hizo dos ambiciosas promesas.
«Lograremos nuevos avances en ciencia y medicina. Ya veo lo que están haciendo. Yo lo veo. Me lo muestran».
«Las cosas que estamos haciendo hoy en nuestro país, nunca ha habido nada parecido. Pronto terminaremos la epidemia de SIDA en Estados Unidos y curaremos el cáncer infantil muy pronto», prometió a sus seguidores en el US Bank Arena.
Ante esta afirmación de Trump de que terminaría con la transmisión del VIH para 2030, los expertos son escépticos.
«La razón por la que tenemos una epidemia de SIDA no es solo por la falta del medicamento», le dijo el Dr. Kenneth Mayer, director de investigación médica del Instituto Fenway del centro de salud LGBT de Boston, a Kaiser. «Hay muchos factores de comportamiento sociales, estructurales e individuales que pueden afectar el por qué las personas se infectan, pueden afectar si las personas infectadas participan en la atención médica y pueden impactar o afectar a las personas con alto riesgo de VIH».
El secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, quien proporcionó detalles -pero no costos- de la iniciativa después del anuncio de Trump, dijo que la administración se enfocará en los puntos virales al proporcionar a los grupos locales más recursos, utilizando datos para rastrear la propagación de la enfermedad y creando grupos de trabajo locales para reforzar la prevención y tratamiento.
Trump propuso gastar 291 millones para poner en marcha la iniciativa, que se enfocará en 57 jurisdicciones, entre ellas Cincinnati, Columbus y Cleveland, afectadas por la epidemia de opioides, y donde hay más elevadas tasas de contagio.
Azar dijo que el plan busca reducir las nuevas infecciones en un 75% en los próximos cinco años y en un 90% en la próxima década.